educación (ensyos) b sides

INTRODUCCIÓN

La presente recopilación pretende ser una revisión de las diferentes corrientes ideológicas y pedagógicas que han influido en las tendencias de la práctica docente a lo largo del siglo XX y que continúan siendo punto de referencia importante para entender los caminos que la educación ha ido tomando, así mismo se incluye el pensamiento de varios teóricos que influyeron tanto en el análisis de la educación como en la formación de corrientes de tipos de enseñanza. Esta revisión ha dado como resultado una reflexión del papel de la educación a lo largo de nuestra historia, cómo ha ido cambiando y por qué. Al avanzar en las ideologías y ver la que sostiene a la globalización (neoliberalismo) como modelo para todos nuestros ámbitos de desarrollo como sociedad, encontramos una profunda discrepancia con los planteamientos de teóricos como Pablo Freyre quién notó muchas deficiencias en la manera de enseñar en un sistema que no toma en cuenta el desarrollo particular de cada región y las circunstancias de sus habitantes. Lo mismo es con Carl Rogers quien al plantear una pedagogía humanista niega la forma mecanicista de la enseñanza. Este análisis nos lleva a pensar que el materialismo se apega más a un modelo humanista de educación, ya que tomar en cuenta lo que el materialismo sugiere implica la práctica, la experiencia, la circunstancia, como punto de referencia para diseñar un método de enseñanza. El socialismo puede llegar a ser igual un buen complemento, ya que en su esencia persigue el fin de enseñar a todos por igual y que esa educación sea apegada a la realidad comprobada en el método científico. En lo personal creo que están bien estas dos ideologías, pero hoy necesitamos una más flexible, que sus principios no se basen en la política, sino el quehacer educativo. Durante la época de Colonia, la corona era capaz de tomar iniciativas sumamente ilustradas, lo que hoy podríamos llamar iniciativas progresistas o de justicia social, tales como la temprana creación de escuelas para los indígenas más dotados, que eran miembros de la aristocracia de las naciones derrotadas. En el colegio de Tlatelolco en español, latín y griego demostraban la excelencia de sus estudios. Pero al cabo el experimento fracasó, primero porque irritaba a los conquistadores tener súbditos “indios” que sabían más que ellos, pero sobre todo, porque los conquistadores no querían indios que tradujesen a Virgilio, si no indios que trabajasen como mano de obra barata en las minas y las haciendas. La situación no ha variado porque el enfoque sigue siendo político, si la corona permitió que esas escuelas existieran fue por motivos políticos más que educativos en sí. Cuando Antonio de Nebrija, autor del primer manual de ortografía española, le explicó a la reina Isabel (la católica) que era necesario fijar las reglas de la lengua, no tanto para enseñársela al pueblo si no a los conquistados. Los fines eran políticos. Lo mismo sucede con la ilustración, toda su idea de ilustrar al pueblo estaba enfocada hacia la política, quitar el monopolio educativo a la iglesia. La situación no ha cambiado en su estructura, contamos con los mismos elementos del siglo XVI, clases oprimidas que lo único que desean es llevar una vida sencilla libre de complicaciones y un gran imperio abstracto representado por las grandes corporaciones que poseen todos los recursos del planeta. Para estas grandes corporaciones representadas algunas veces por el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, verdaderos amos de la educación de los países endeudados, no son útiles los filósofos, los críticos o los teóricos que cuestionen las estructuras que mantienen en pie al sistema. Ellos además de cuestionar, no son económicamente productivos en un sentido pragmático y utilitario. Los modelos educativos actuales, regidos por las ideologías neoliberales de las corporaciones, exigen mano de obra barata y calificada. La apariencia de la explotación del hombre por el hombre se ha ido sofisticando de manera que tenga una apariencia “humanista” pero no es así. El método sigue siendo el mismo pero con otros mecanismos como la falsa ilusión de un mundo democrático. Año con año se abren universidades tecnológicas con un ritmo similar al de la expansión de las grandes cadenas comerciales que invaden nuestro país, bajo el estandarte de la democracia, el progreso y el libre mercado: “todos merecemos tener una Plaza de las Américas, es un derecho avanzar a la modernidad”. Las universidades se encargan de “capacitar” (ojo) no de educar, al “recurso humano” para que entre listo para funcionar en la empresa, resulta cada vez más barato este sistema, que tener que capacitar a tu personal en la propia empresa, es un desperdicio de tiempo y de dinero. A esta demanda de las corporaciones responden los países que deben; tienen la obligación de capacitar gente: obediente, eficaz, amigable, competitiva y dependiente del mismo sistema. Bajo esta concepción de la educación, el concepto de escuela se convierte en negocio. Un negocio de capacitación. Este negocio es muy rentable en países que cuentan con clase media y alta. Esto sucede porque tanto en la clase media como en la clase alta es una ley axiomática que en las escuelas del gobierno, en donde la educación es “laica y gratuita”, ésta es de pésima calidad. Entonces las clases medias y altas acuden a las escuelas privadas que tienen nombres de grandes pensadores, filósofos, artistas y pedagogos con al idea de que allí la educación es mejor. Ignoran los padres de familia que son los mismos maestros que dan clase en la escuela pública para poder “completar sus horas”. Y no es que la educación pública sea mal pagada, los maestros que dan clases en los dos tipos de escuela muchas veces no han tenido la fortuna de gozar de un tiempo completo, esto puede ser porque no vienen de una dinastía de maestros, en donde generación tras generación se van heredando estas horas como si se tratase de una propiedad y no de un servicio público. Como ese “mercado” ya está ganado, los profesores pasan a ensanchar las filas de los esclavos de las escuelas particulares. El rumor que corre entre las clases media y alta sobre la educación pública está fundado en las diversas quejas que hay contra ese sistema educativo. Esas quejas son deficiencias que tienen que ver con el funcionamiento de las escuelas en condiciones deplorables. El gobierno exige una educación de calidad sin invertir lo que debe de invertir. En este sentido la educación pública actual no se diferencia mucho de la educación privada en su esencia, que no es educar. La esencia que hace a ambas iguales es su filosofía: menor inversión y mayor ganancia, una filosofía comercial, pero real. Esta filosofía se aplica de la siguiente manera, se le paga muy bien a un solo maestro, un sueldo de 10 a 15 mil pesos mensuales, pero para poder ganar ese sueldo debe cubrir tiempo completo que se traduce a 9 grupos de 48 a 50 alumnos. El profesor tiene un buen sueldo pero vive prácticamente esclavizado. Tiene que enseñar, dar una atención “personalizada” y de calidad a un promedio de 512 alumnos. ¿Cuál es el método de enseñanza en una circunstancia así? La respuesta es muy sencilla: mecanización. Ya que resultaría humanamente imposible analizar 512 trabajos en una semana, el sistema de evidencias de aprendizaje que se suele utilizar son los porcentajes, si el alumno x o y tiene todos los puntos que debe tener en tu lista de trabajos, ese alumno x debe de tener un 40 % de calificación. Se suprime la revisión de trabajos con el porcentaje, 10 % para los ejercicios realizados en el libro. El valor del examen es de 50% o hasta 40%, el examen por lo general es una compilación de las unidades del libro que se vieron en el periodo que se pretende evaluar. El examen debe de ser de opción múltiple para que no se preste a ambigüedades (pensar) y además por razones prácticas, para no tener que leer todas las diferentes respuestas. Este procedimiento es mecánico, lo mecánico ahorra tiempo, dinero, esfuerzo. Para que la educación fuese de calidad se necesitarían más maestros para formar grupos de 10 a 15 alumnos para que todos puedan aprender y la relación alumno profesor fuera más personalizada y el maestro pudiese adentrarse más a lo que piensan sus alumnos analizando detenidamente el valor de los trabajos. ¿Pero está el gobierno dispuesto a privarse de sus ganancias y pagar la misma cantidad de dinero a los demás maestros que necesita? Tomando el concepto de teleología de Villa quisiera puntualizar que la educación no puede cambiar si sus fines no cambian, mientras los fines de la educación sigan siendo políticos y no meramente educativos, nuestra visión del mundo no podrá cambiar, es una relación dialéctica, ya que la educación hace a la sociedad y la sociedad a la educación. En nuestros días la educación no la está haciendo la sociedad, eso es una ilusión, la educación la hacen las grandes corporaciones con fines políticos de expansión: apropiación de todos los recursos del planeta.

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